Ansiedad

Esta entrada de hoy no me pertenece, es una colaboración de intercambio con una bloguera de A Coruña, Carla García, la cual me ofreció la posibilidad de compartir posts y no le pude decir que no. Menos aun después de leer este escrito a mi parecer magnífico sobre la ansiedad contada en primera persona por ella misma.

Porque no es algo que se suela contar, pero la ansiedad está en todos nosotros, todos la hemos sufrido en algún momento con mas o menos intensidad. También es cierto que se suele llevar a escondidas, pero el que la ha sufrido sabe que no es nada fácil convivir con ella. Por todo eso, creo que esta entrada es digna de ser leída y estoy convencido que mas de uno se sentirá identificado en ella...

ANSIEDAD


Hablar de ansiedad no es fácil pese a ser una de las enfermedades más comunes de la actualidad. Todas las personas que conozco sufren síntomas semejantes pero a la vez distintos.

La ansiedad son miedos. Quizás, si nunca hayas sufrido este trastorno, o, lo hayas sufrido pero no sabías lo que era no vas a entender lo que voy a decir a continuación, pero considero decir siempre que la ansiedad no la sufren las personas débiles, no es correcto, o al menos, eso me explicaron a mí en terapia.

No soy médico, ni psicóloga ni psiquiatra. Sólo soy una persona que ha sufrido y aún sufre ansiedad.

Tenía 19 años, acababa de perder a un ser querido cercano que todavía era joven de un infarto fulminante. Llevaba cerca de dos meses viviendo por y para las necesidades de mis familias, todos lloraban, menos yo. Vivía en una ciudad cercana a donde vive mi familia con dos compañeros de piso, y estaba estudiando. Tenía un novio al que no quería y que poco tiempo después descubrí que nuestra relación no estaba bien ni lo que hacía estaba bien. Estaba totalmente perdida, en esa época de rebeldía que pasamos a los 14-15 años, la mía fue a los 19. No me preocupaba nada, sólo quería estudiar algo, tener un trabajo y vivir a mi aire. Pero todo cambió ahí, de repente empecé a preocuparme demasiado, estaba pendiente 24 horas del whatsapp, preguntando continuamente si mis familiares estaban bien, incluso amigos. Cada vez que iban en coche, o estaban un poco enfermos, o no me contestaban en horas empezaba a no poder respirar. Así empecé, mientras seguía sin llorar por el fallecimiento del ser querido. Cada semana que pasaba empezaba a preocuparme todo más, hasta que una noche, sentí un punto encima del pecho, no podía respirar, empezó a subirme un hormigueo por el brazo y no era capaz de moverlo, el cuerpo se me paralizó y no era capaz de respirar. Creí que me estaba muriendo. Y eso empezó a ocurrirme todos los días. Tenía miedo de ir a dormir, porque pensaba que dormida no iba a poder salvar mi vida si no me enteraba. Fue así, así empecé yo.
No era capaz de hablar con nadie, creía que tenía problemas mentales hasta que un día, en casa de mis padres, estaba sentada en el sofá, y volvió a pasarme, era incapaz de moverme y de respirar, nunca me había dado tan fuerte. Empecé a gritar que llamaran a una ambulancia. Asusté a toda la familia excepto a mi madre, ya que ella padece de ansiedad, que como sabéis es hereditaria.

Al día siguiente me obligaron a ir al médico de cabecera, y allí, como siempre, me dieron el tratamiento estándar de ansiedad, pastillas. Empecé a ir a un psicólogo y mi medicación estaba regulada por un psiquiatra, que ahí es donde radica la principal diferencia entre ambos, uno puede dar medicación y otro no.

Como sabéis la ansiedad siempre se manifiesta por un motivo, normalmente desconocemos o no nos damos cuenta qué es lo que lo desencadena, pero para poder curarla lo hay que averiguar. Mi ansiedad fue debida al miedo a la muerte de mis seres queridos y amigos. Estaba en constante alerta intentando ayudar a todo el mundo, y no exagero. Estuve cerca de un año con la medicación y dos años en terapia añadiendo un problema posterior.

Mi experiencia con la medicación. No son pastillas muy recomendables, teniendo en cuenta que cuando vas a la farmacia tienen que pedirte el DNI porque llevan opio y otras sustancias. No se puede mezclar con alcohol ya que pueden causar un efecto rebote. Lo mejor para mí de esas pastillas era que me ayudaban a dormir, estaba más relajada pero seguía teniendo pequeños ataques de ansiedad. Si tu mente no colabora las pastillas no son la solución. Lo que yo notaba es que no poseía personalidad con ellas, no quería salir de fiesta, tampoco hablar mucho y estaba relajada si, pero a la vez anulada.

La ansiedad no es fácil, pese a las creencias, son temores que te van consumiendo añadiendo otros y haciendo que cada acción de tu vida sea una preocupación y que casi nadie te entienda o piensa que exageras. Viví mucho tiempo con las sensaciones de un infarto cada noche, os puedo asegurar que no lo pasas para nada bien, y tampoco sabes a quien acudir porque piensas que nadie te va a entender. Todo el mundo tiene teorías sobre la ansiedad pero sólo la entendemos los que hemos vivido con ella.

Creo que nunca me curaré por completo, pero es cierto, que actualmente no tomo pastillas diariamente para la ansiedad, y aunque se sigue manifestando sé identificarla, y sobre todo, sé que es lo que la causa.

Algo que a mí me ayudó bastante fue el yoga, sé que suena típico, pero no era por los estiramientos, más bien, porque te enseñan a respirar bien, que no todo el mundo sabe, y con ello a mantener tu respiración controlada y poder relajarte.

Actualmente también me ayuda mucho un recuerdo, de una persona a la que quiero y que no sé si estará leyendo esto, me acuerdo de un día después de un concierto de Vetusta Morla que viniste a dormir a mi casa, siempre que dormimos juntos me abrazas separándote por el pelo, respiración o porque no estás cómodo, pero aquel día, me abrazaste pegándome a ti aunque hubiese calor, y fue uno de los días que más relajadas dormí y más feliz. Ese es mi recuerdo feliz.

Sé que tú también la has sufrido o conoces a alguien que lo haya hecho. Cuéntame tu experiencia.

Carla García

Publicar un comentario

0 Comentarios